La reparación de los ductos perforados por la delincuencia organizada representó para Petróleos Mexicanos (Pemex) un gasto de tres mil 24 millones 555 pesos (unos 168 millones de dólares) entre 2006 y octubre de 2017.
Estos recursos se suman a los 20 mil millones de pesos (360 millones de dólares), en promedio, que la paraestatal pierde cada año por el robo de combustible en sus ductos.
La infraestructura más afectada por estas acciones, e incluso petróleo crudo, es la que corre por Veracruz, Oaxaca, Puebla, Nuevo León, Tamaulipas, Guanajuato, Aguascalientes y Jalisco. Le siguen Tlaxcala, Hidalgo, Edomex, Sinaloa, Sonora, Michoacán, Tabasco, Querétaro y la Ciudad de México. Pemex detalló que el ducto más saqueado es el que va de la refinería de Minatitlán, Veracruz, a la terminal de almacenamiento de Azcapotzalco, en la capital del país.
En los primeros 11 meses de 2017 la petrolera registró más de nueve mil 509 ataques a su red de tuberías y supera en 54,3 por ciento el número de estos hechos registrados durante todo el año anterior.