Iquique, Chile.- La defensa del papa Francisco al obispo Juan Barros, acusado de complicidad en casos de abusos sexuales en Chile, empañó la despedida del pontífice si bien el tema migratorio fue central en su misa en playa Lobito.
‘El día que me traigan una prueba, ahí voy a hablar’, dijo ante la insistencia de periodistas sobre el caso del obispo de Osorno, que ha dividido a la comunidad religiosa de esa ciudad del sur del país.
A inicios de la visita del santo padre al país austral, el presidente de la Cámara de Diputados, Fidel Espinoza, entregó a las autoridades de El Vaticano una carta que reitera el repudio a la designación de Barros como obispo de Osorno desde hace tres años.
El prelado es acusado de complicidad con el sacerdote Fernando Karadima, condenado y defenestrado por la Iglesia católica por cometer abusos sexuales. A Barros se le señala por no haber protegido a las víctimas.
‘No hay una sola prueba contra el obispo Barros, todo es una calumnia’, expresó el papa Francisco, siguiendo a declaraciones del inculpado, quien se declaró inocente y se vanaglorió por el espaldarazo recibido de su santidad.