La actitud de entereza muestra la fortaleza emocional con la que una persona enfrenta situaciones de dificultad en su vida sin perder la esperanza. Una actitud de entereza muestra la firmeza de ánimo de aquel que tiene la capacidad de resistir grandes dificultades en su vida.
Este carácter estoico permite a la persona continuar hacia adelante a pesar de su dolor. Cada ser humano reacciona de un modo personal ante las vivencias comunes.
Por ejemplo, en una misma familia puede suceder que un miembro se hunda ante una mala noticia mientras que otro, se mantiene fuerte y es el soporte de todos los demás para salir adelante. Una de las virtudes que define a una persona que afronta la adversidad con confianza es la serenidad.
Una serenidad que muestra una buena gestión emocional al poder mantener las emociones bajo control y pensar con tranquilidad.
En situaciones de dificultad, las personas deben tomar decisiones complejas, por esta razón, mantenerse sereno ayuda a poder observar con claridad cuál es la dificultad y qué opciones se pueden adoptar al respecto. Una persona con entereza también llora y se hunde en ciertos momentos; sin embargo, se sobrepone a su propio dolor con un propósito y un objetivo: sentirse fuerte para hacer frente a aquello que tenga que venir.
Otra virtud que define este tipo de carácter es la templanza como esencia de la firmeza de ánimo de aquel que permanece inquebrantable ante la adversidad. Las situaciones más difíciles son aquellas en las que es más trabajoso mostrar entereza: la muerte de un ser querido, una enfermedad grave, una mala noticia, un despido laboral, una separación matrimonial, problemas económicos graves… Sin embargo, es en este tipo de situaciones en las que es especialmente importante mantener la entereza de ánimo para seguir luchando.
Una lucha que muestra la constancia de aquel que se sobrepone a las circunstancias externas a través de su propia actitud ante la vida. Una persona que se mantiene entera sabe que no gana nada por hundirse o dar rienda suelta al desánimo ante esa circunstancia. Por tanto, intenta poner el foco de atención en el lado positivo de la realidad.
Entereza de carácter debemos tener también cuando el ambiente que nos rodea trata de empujarnos hacia las aguas cenagosas del vicio y la perversión; cuando tenemos que defender los principios de la justicia tergiversados o pisoteados por los agentes del despotismo; cuando, en una palabra, asistimos al entierro del decoro humano y está en nosotros procurar su pronta restauración. Solo así podrá llamarse hombre de carácter quien, haciendo a un lado los escollos que se oponen a su paso y encarándose a ellos, vence la furia de todas las fuerzas, negativas o Infamantes, en contra suya
La juventud debe ser una fuente perenne de entereza de carácter. Su misma estructura biológica y su condición sobre la tierra la obligan a ello. Jóvenes sin entereza de carácter son como plantas sin perfume ni lozanía. Son capullos que se anuncian ya marchitos y sin el vigor necesario para ser vivificados por el sol. Es tan importante la entereza de carácter en la juventud, que una de las más reputadas Universidades de los Estados Unidos en su frontispicio está la leyenda: «Si has perdido la fortuna, has perdido algo; si has perdido la salud, has perdido mucho; si has perdido el carácter, lo perdiste todo». Por eso la juventud debe situarse siempre sobre una plataforma, substancial y definitiva, de entereza de carácter. Así fueron los antiguos griegos, y es la razón por lo que la historia señala sus ejemplos como constructivos para la Humanidad.