El gato es, junto con el perro, una de las mascotas más populares en el mundo. Su historia está ligada al hombre desde la antigüedad, de hecho, los historiadores dicen que el gato es el único animal que se domesticó a sí mismo.
Hace más de diez mil años, en el Medio Oriente, los gatos comenzaron a acercarse a los humanos, principalmente porque cerca de sus sembrados había muchos ratones para cazar. Es así como establecieron una estrecha relación con el hombre, de muto beneficio. Mientras los animales controlaban las plagas de ratones, los hombres los cuidaban y se preocupaban por tenerlos cerca.
Bellos y misteriosos, a lo largo de la historia han despertado admiración, reverencia, temor y desprecio. Fueron adorados en la Antigüedad, considerados sagrados por los egipcios, y luego perseguidos y exterminados cruelmente durante la Edad Media, cuando se extendió la creencia que era un “amigo del diablo”, y compañía de brujas, así era que eran quemados en la hoguera junto con ellas.
Realmente una larga historia, que hoy tiene un capítulo más. Las investigaciones recientes muestran que los gatos poseen una gran energía sanadora; un acto tan simple como acariciar a un gato y escuchar su ronroneo puede disminuir tu presión arterial. La frecuencia de su ronroneo puede proporcionar alivio para el dolor, y ayudar en la sanación de huesos, tendones, ligamentos y músculos.
Interesante, ¿verdad? Es que los gatos son muy sensibles a la energía, y tienen la capacidad de transmutar las vibraciones negativas: mientras está despierto, el gato limpia el ambiente donde se encuentra de las energías indeseadas, y cuando duerme, filtra y transmuta esta energía.
Si tienes un gato como mascota, habrás notado que a veces se queda mirando a la nada, totalmente concentrado…seguramente él ve cosas que nosotros no vemos, desde el insecto más microscópico, hasta presencias de otros planos. O por ejemplo tu gato va a una habitación de la casa y comienza a maullar; seguramente te está haciendo notar que ese ambiente necesita una limpieza energética.
Los gatos trabajan con nuestra energía, la toman, la transmutan, nos ayudan, están más cerca de la naturaleza, y en mi opinión personal, esto los hace más cercanos a la “fuente”.
Los animales no tienen ego, simplemente son, y es por esto que nos ayudan, aunque a veces sea demasiado para ellos. Ocasionalmente, simplemente aparecen para acompañarnos en procesos de nuestra vida muy difíciles para nosotros, y esto es algo que he vivido como experiencia propia.
Hace muchos años que convivo con gatos. Hoy tengo tres, Pinche, Kalinda y Lolito. Me brindan muchas alegrías, pero también he observado y experimentado situaciones que me hacen pensar que sí, que hay algo más. Me he sorprendido por ejemplo cuando ante un dolor de estómago, uno de mis gatitos insistentemente se empeña en instalarse sobre mi panza, como si se tratara de un Maestro Reiki que se dispone a hacer su trabajo.
Si no tienes un gato, y de repente aparece uno en tu camino, aunque a primera vista parezca que es él quien necesita ayuda o refugio, es posible que sea al revés, y que ese gatito haya llegado a tu vida para cumplir una misión. Si no lo puedes acoger, trata de ayudar a encontrarle un hogar, el Universo tomará nota.