Porque los vocablos que pronunciamos nos afectan, tanto si somos nosotros los que los pronunciamos como si somos los que los recibimos, por inocentes que los creamos el poder de las palabras es inmenso y ejercen una gigantesca influencia en nuestro cerebro, nuestra salud y bienestar; llegando incluso a darnos o quitarnos la energía.
Dependiendo de quién sea la persona que las diga, las palabras nos afectarán en mayor o menor grado; si son dichas por alguien cercano en quien confiamos o idolatramos como una pareja, familiares, tutores o amigos nos afectan mucho más, ya que le otorgamos mayor relevancia y veracidad a aquello que pronuncian.
¿Qué clase de palabras dicen las personas buenas y gentiles que se asemejan al carácter de Dios?¿Qué significa que la lengua es un fuego?Pensemos en ejemplos donde sentimos la importancia de las palabras.
1. La palabra es como un espejo que revela nuestro interior
“haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.”
Jesús dijo que un hombre bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y un hombre malo del mal tesoro saca malas cosas. Las personas buenas se asemejan al carácter de Dios, y siempre dicen buenas palabras mientras dan gracias y gloria a Dios, mientras que las personas malas dicen palabras malas y hablan bruscamente a los demás. Siempre debemos recordar la enseñanza de que lo que decimos se origina en nuestro corazón, y hacer esfuerzos por parecernos al buen carácter de Dios y aprender a decir solo buenas palabras.
2. Las palabras sin gracia provocan malos resultados
“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. […] Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.”
La lengua es como un fuego. Una pequeña chispa incendia un árbol y quema toda una montaña al final. Del mismo modo, una palabra puede conducir a grandes pecados. Y también puede acabar con la fe de los que la rodean, produciendo malos resultados. Siempre debemos ser cuidadosos con nuestras palabras para que seamos perfectos a los ojos de Dios.