Los Suicidas de nivel común van al Bajo Astral, está ubicado en el primer y segundo subplano de la 4ta Dimensión, plenamente conscientes y permanecen en ese “infierno” determinado tiempo. Sufren mucho allí; pero el motivo de su permanencia no es por castigo alguno.
Tienen que valorar la vida, darse cuenta de su error, han de comprender y rectificar. El suicidio crea condiciones Karmáticas que influyen en la próxima existencia o en más de una y construyen una pesada carga para después, crea incluso hábitos de autodestrucción que pueden persistir por varias en algunos seres.
Cuando alguien se quita la vida y abandona a la familia que precisa de él, en la próxima existencia, tendrá que estas solo para así llegar a valorar la compañía familiar y pagar la deuda de dejar a otros en desamparo. Los suicidas son seres que han perdido la esperanza; por consiguiente carecen de fe.
Bloqueados por la apariencia que ven muy grande, deprimidos en extremo, dan el mando inconscientemente a su parte humana, que es la que se desespera y comete el error de inducirlos a quitarse la vida. Cuando pasan de plano van al bajo astral; pero de forma transitoria. Sucede así por el Karma inmediato que han creado, ya que tienen que aprender a valorar la vida física que se les dio.
De acuerdo a su evolución, unos salen del bajo astral antes que otros, aprenden allí a base de duras experiencias y pagan un karma en la vida física, cuando se les permite reencarnar de nuevo. Las condiciones del bajo astral no son propicias para hacer una planificación, así que muchos de ellos nacen después de haberlo solicitado.
Una vez que han sentido el deseo de redimirse, la Divina Ley los ubica en las situaciones precisas ya que ellos, al solicitar nacer, dan su permiso para ser ubicados donde corresponde y piden poder rectificar el error. En estos casos, la planificación la hace su Divina Presencia. Hay varias clases de suicidas y también influye mucho la intención, la calidad moral y evolutiva, porque los más adelantados que cometen este error por desesperación, luego, al recobrar su luz interna, se dan cuenta.
Ellos salen antes, se liberan pronto de ese sitio. Altos Seres de luz los conocen por el resplandor de sus auras, les corta las ataduras si ellos oran y piden ayuda por estar arrepentidos de sus actos. Las condiciones del bajo astral son muy terribles: La atmósfera es densa, el ambiente es oscuro, carecen bastante de agua.
Viven agrupados en comunidades pero, allí prevalecen generalmente los instintos primitivos y degeneradas pasiones, ya que no se trata de un subplano solamente destinados a los suicidas, que están en minoría allí. En realidad, los suicidas no son malos pero han de sufrir la maldad de otros por haber llegado a ese lugar por culpa propia.
Tanto como descendieron en vibración por tomar la determinación de arrancarse la vida, tienen ahora que elevarse y ésa es la lección que deben aprender. Deben comprender que la vida es valiosa, un regalo maravilloso. La Junta Kármica habla con alguno de ellos para mostrarles su equivocación y lograr un aprendizaje.
La parte más dura es aquella en la que ven lo que les correspondía en esa encarnación, los Darmas que le esperaban, todo lo hermoso que habían planificado, la revisión de vida se presenta para ellos en seguida; pero en vez de ser enfocada en episodios del pasado, es dirigida para mostrar el futuro bueno.
Quitarse la vida nunca es bueno ni debe hacerse; el descenso al Bajo Astral es un impacto fuerte que hace reaccionar, de inmediato, a los seres no pervertidos que llegan. El deseo de salir de ahí los impulsa a hacer conciencia de los errores cometidos, a subir de vibración, a tener más discernimiento en sus pensamientos y actos.
En el Bajo Astral se encuentra el “Pozo de los Deseos no cumplidos”, una especie de ciénaga profunda donde se proyectan las escenas de un bello futuro que no llegó; es decir: los acontecimientos Darmáticos que no se realizaron por el hecho de haberse quitado la vida irreflexivamente.