La Navidad es una celebración que difícilmente deja indiferente a nadie. Existen tantos conceptos de Navidad como personas que la han vivido, sin embargo, más allá de las tradiciones, los recuerdos, las experiencias y las opiniones, el origen de esta celebración revela un hermoso mensaje para con nosotros y nuestra relación con la naturaleza.
¿Qué representa el 25 de Diciembre?
El 25 de diciembre es la fecha de nacimiento de Mithra (dios del sol Persa), Krishna o Jesuscristo. En realidad, sabemos que es una referencia astrológica, no histórica. Representa el nacimiento del nuevo sol, con todo lo que ello implica. Fertilidad, calor, luz y abundancia.
En invierno, al menos el del hemisferio norte -donde tiene origen esta festividad-, la Tierra duerme preparándose para una nueva vida. Por este motivo la Navidad siempre fue motivo de reunión y homenaje a aquella fuerza invisible e inexplicable racionalmente que nos ofrecía alimentos y salud. De ahí vienen tradiciones como engalanar los árboles con luces y adornos, formas simbólicas de honrar a la naturaleza.
¿Qué es la Navidad?
La Navidad es realmente la forma de agradecer a la madre naturaleza lo que ella nos ha dado durante todo el año y de pedirle, a la vez, que el año que viene sea igual o mejor.
Nos hemos acostumbrado a que la Navidad se celebra con muchas luces, con mucha gente y con muchos regalos. Pero esto no tiene por qué ser así. Lo importante es tener presente que es un momento para tomar conciencia de lo mucho que podemos agradecer a la madre naturaleza y a la vida que la sustenta. De ese agradecimiento surge la costumbre, ahora ya arraigada, de hacer regalos en Navidad.
La tradición mitológica de esos seres “mágicos” y bondadosos que traen regalos mientras duermes como Papá Noel o los Reyes Magos son otras formas de honrar a esa divinidad invisible y protectora que los hombres y mujeres de hace miles de años sentían. La tradición de hacer regalos es un agradecimiento a la naturaleza por todas las riquezas que nos da durante el año.
No se trata de dejar de hacer lo que estamos haciendo. Pero sí debemos tener claro que lo importante no son los actos conductuales, sino con la conciencia que se realizan.
Tiempo de reflexión y propósitos
El período de letargo previo al renacimiento del sol, de la abundancia y la properidad es un momento de reflexión y de introspección. Por ello, simbólicamente cada fin de año hacemos recuento, echamos la vista atrás y vemos aquello que hicimos, lo que no hicimos y lo que nos gustaría haber hecho. Este punto y seguido nos permite compartir y abordar una existencia aparentemente infinita y abrumadora.
La Navidad es momento de encontrarse con uno mismo, de ver lo que hemos vivido a lo largo del año y lo que podemos mejorar. Por ello, nos reunimos con la familia, para tomar conciencia de lo que hemos recibido y dar las gracias. Es un círculo que se cierra y otro que se abre. Es momento de reconciliación y perdón.
Pero no solo miramos atrás. Otra tradición de estas fiestas es redactar nuestros propósitos de año nuevo. Utilizamos este pequeño impás astrológico para conectarnos con nuestras necesidades, sueños y anhelos. Con todo aquello que, por una razón u otra, encontramos razones para posponer y retrasar a lo largo de todo el año. Nos reunimos con nuestros seres queridos porque ellos representan mejor que nadie el resultado de las decisiones que hemos ido tomando.
La Navidad, una invitación a cambios importantes
Como hemos dicho anteriormente, la Navidad es una invitación a la reflexión y los nuevos propósitos, a decidir mejorar y cambiar.
Cada uno de nosotros somos responsables de nuestro bienestar, de cómo elegimos vivir cada situación. Tenemos la oportunidad de salir del victimismo, y desarrollar nuestra maestría.
Mejorar nuestra forma de relacionarnos con nosotros mismos. Todo empieza por cuidarse, amarse y respetarse uno mismo, sino lo hacemos no podremos amar y respetar a los demás y los que viven en nuestro entorno.
Renovar nuestro compromiso con las personas queridas. Vamos a tomar conciencia de lo que realmente nos une a los demás, no es cercanía física, sino cercanía emocional
La importancia de recuperar el sentido de la Navidad
Más allá de juzgar en todo lo que se ha convertido la Navidad, los invito a recuperar el sentido arquetípico que, miles de años antes de que existiéramos, ya tenía. El sentido que usaron y experimentaron personal que realmente vivían por y para la tierra. Ese momento de gratitud a la fuerza que sostiene nuestra existencia, sea cual sea.
«La noche de Navidad es la noche de las resurrecciones y de los recuerdos. Los niños, al dormirse en sus cunas, quedan confiados en el espíritu misterioso que bajará durante el sueño para llenar de dulces y juguetes los botines nuevos que han dejado a propósito en la chimenea”.
Manuel Gutiérrez Nájera
Aprovechamos estas fechas y lo qué significa la Navidad para recoger nuestras experiencias, pues todas ellas encierran un tesoro, un regalo que integrar en nuestras vidas. Ser capaces de reconocerlos será lo que nos preparará para dar nuevos frutos el próximo año.
Estamos a punto de finalizar otra vuelta más al sol, de cerrar otro ciclo, y con él otra oportunidad de mirar atrás y entender que la mejor forma de honrar a la vida es respetarnos a nosotros mismos.
Hermosa reflexión y feliz Navidad.