Ottawa.-La llamada relación especial de Canadá con Estados Unidos pareció sufrir un duro golpe después que el presidente Donald Trump anunció las nuevas tarifas arancelarias a las importaciones, señalan expertos en el tema.
Con el pretexto de supuestos intereses de seguridad nacional, el jefe de la Casa Blanca informó la víspera la imposición de gravámenes del 25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio que se adquieran en la Unión Europea, Canadá y México, lo que provocó respuestas inmediatas de las partes afectadas.
Canadá, el mayor suministrador de acero a su vecino del sur, impondrá tasas arancelarias que totalizan unos 16 mil 600 millones de dólares canadienses a las importaciones de whiskey, jugo de naranja, acero, aluminio y otros productos.
Al referirse a las medidas de Trump, el primer ministro Justin Trudeau señaló que la administración estadounidense tomó una decisión deplorable que obviamente provocará las correspondientes contramedidas.
La rápida respuesta de Trudeau levantó temores sobre una guerra comercial entre quienes algunos consideran como dos de los mejores aliados del mundo y propició determinadas dudas acerca de la supervivencia de Canadá como un socio favorecido por la superpotencia económica, destaca este viernes el diario Financial Post.
A juicio de Benjamin Reitzes, estratega del Banco de Montreal, el impacto de las tarifas en la economía canadiense será modesto.
El experto pone el ejemplo de la provincia de Ontario, donde radica el 70 por ciento de los productores canadienses de acero, y es el territorio más expuesto a estas medidas, aunque las exportaciones de ese metal significan el uno por ciento de su Producto Interno Bruto.
Benjamin Tal, vicejefe económico de la empresa CIBC World Markets, considera que la preocupación principal es el futuro de toda la relación de Ottawa con su principal socio comercial, aunque coincide con Reitzes en que las consecuencias de estas tarifas tendrán un impacto relativamente pequeño en la economía canadiense.
En declaraciones a medios de prensa locales, Tal dijo que Canadá tendrá que iniciar una miniguerra comercial con un impacto negativo en su moneda, además de que convertirá en pesimismo el relativo optimismo existente hasta ahora acerca de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan).
Por su parte, Eric Miller, presidente de la firma consultora Rideau Potomac Strategy Group, especializada en asuntos comerciales, cree que ahora la clave de los negociadores canadienses será rechazar los esfuerzos de Washington de enredar el problema de las tasas arancelarias con las conversaciones sobre el Tlcan.
Según Miller, el equipo de Trump se engaña si piensa que Canadá ofrecerá concesiones adicionales simplemente por eso, pues hay un proceso de represalia que se ejecutará y de esta forma se mantendrán en Estados Unidos las principales consecuencias de la imposición de las tarifas al acero y elaluminio.
‘Si respondemos por separado y no les damos lo que quieren, entonces estamos en una posición mucho más sólida que si comenzamos a entrar en pánico’, añadió el especialista.